1. Climatología
El Clima que caracteriza a esta zona es mediterráneo continental, predominando las precipitaciones escasas, irregulares, torrenciales y de carácter equinoccial (máximos en primavera y otoño). Esto, propicia una larga estación seca, con veranos cálidos e inviernos fríos. Estos contrastes, los fuertes vientos (sobre todo el cierzo) y la escasa vegetación, son los agentes modeladores de terreno por excelencia.
2. Geología
La Bardena está situada en la margen noroccidental de la Unidad Geológica de la Depresión del Ebro, formada exclusivamente por materiales del Terciario y el Cuaternario. A excepción de las capas de yesos (que se pueden observar sobre todo en Arguedas, en los Aguilares, la Estroza, la Bardenilla y en el Vedado de Eguaras), que pertenecen a la formación geológica de Lerín, el resto de las rocas se incluyen dentro de la formación Tudela.
Todos estos materiales son de origen continental y se depositaron, como veremos más adelante, en el centro de una cubeta flanqueada por la Cordillera Ibérica, los Pirineos y la Cordillera Costero-Catalana, desde el Mioceno inferior (más o menos 20 millones de años atrás) hasta el Mioceno superior (hace 10 millones de años), momento a partir del cual se abre la cuenca por los Catalánides, se desarrolla el río Ebro y comienza a predominar la erosión de los materiales hasta entonces sedimentados. Desde ese momento los cursos fluviales modelan paulatinamente el paisaje y depositan terrazas a los bordes de sus cursos.
2.1. Historia geológica
– TERCIARIO
La orogenia Alpina comenzó hace 80 millones de años y terminó hace aproximadamente 10. El choque entre las placas Ibérica y Europea provocó la formación del Pirineo, la Cordillera Ibérica y la Cordillera Costero-Catalana. El progresivo levantamiento de estas tres cordilleras llegó a aislar por completo la depresión intermedia que había quedado entre ellas (la futura cuenca del Ebro). A partir de este momento, hace unos 35 millones de años, la conexión con el mar quedó interrumpida y las masas de agua provenientes de los torrentes y riachuelos de las montañas no pudieron fluir hacia el mar Mediterráneo y quedaron estancadas en forma de lagos y pantanos.
Los materiales erosionados en las montañas eran arrastrados por esos cursos de agua hacia el centro de la cuenca, donde se iban acumulando de mayor a menor peso, conforme se reducía la velocidad del agua. Así, en las cabeceras de los ríos, donde la energía es más alta, se depositaban los cantos y piedras de gran tamaño. A medida que estos ríos iban perdiendo pendiente y fuerza, se iban decantando materiales cada vez más finos: gravas, arenas y arcillas, por ese orden. En las zonas centrales de la cuenca, con lagos casi permanentes, se depositaban los limos más finos, junto con el carbonato disuelto en el agua. En los períodos más cálidos, la evaporación era mucho más importante y precipitaban las sales. Con el tiempo y bajo su propio peso, los sedimentos se fueron consolidando y convirtiendo en roca: las gravas se convirtieron en conglomerados, la arena en arenisca, la arcilla en lutita, y los limos en calizas, y las sales en yesos.
En la tabla siguiente, se profundiza en los tipos de roca que podemos encontrar en Bardenas:
Conglomerado (> 2mm) |
Se trata de una roca sedimentaria formada por la acumulación de fragmentos de roca (clastos) de tamaño grava cementados por carbonatos cálcicos. En las Bardenas este tipo de roca es cuaternaria. Este tipo de sedimentos está asociado a aguas con alta energía por lo que normalmente suelen encontrarse erosionando materiales más antiguos. |
---|---|
Arenisca (2mm – 0,0625mm) |
Es una roca sedimentaria formada por la acumulación de clastos de tamaño arena. En las Bardenas tenemos areniscas acumuladas tanto en el Mioceno como en el Cuaternario. Estos materiales eran transportados por cursos de agua con menor energía que los anteriores. |
Lutitas (< 0,0039mm) |
Son rocas sedimentarias formadas por la acumulación de clastos de tamaño arcilla. Este tipo de rocas son indicativas de la presencia de flujos de agua de muy baja energía. |
Margas (< 0,0039mm) |
Rocas sedimentarias formadas por la mezcla de arcilla y carbonato cálcico (de un 36 a 60%). En las Bardenas se formaron en los lagos Miocenos. |
Caliza | Roca sedimentaria formada mayoritariamente por carbonato cálcico proveniente de la precipitación del carbonato disuelto en el agua y por la acumulación de restos orgánicos de composición carbonatada como por ejemplo caparazones de ostrácodos, conchas de moluscos, tallos de charáceas (algas calcáreas). En las Bardenas este tipo de rocas se formó en los lagos Miocenos. |
Evaporitas | Formadas por la precipitación de sales disueltas en el agua. Este tipo de roca se suele formar en condiciones áridas. En Bardenas este tipo de roca es propia del Terciario. También se pueden encontrar rellenando fracturas por las que han circulado aguas con estas sales disueltas. |
A medida que el empuje de las placas tectónicas continuaba, las tres cordilleras siguieron elevándose y superponiéndose sobre los sedimentos acumulados en los bordes de la cuenca. Así, mientras las montañas seguían elevándose, la cuenca se hundía progresivamente por el peso de la gran cantidad de sedimentos depositados. En total, el relleno sedimentario acumulado en la cuenca entre 35 y 10 millones de años atrás tiene un espesor de hasta 4.500 metros. En las Bardenas Reales tienen una edad de entre 21 y 15 millones de años y un espesor de 700 metros.
A finales del Terciario, hace unos 9 o 10 millones de años, la erosión en la vertiente oriental de la Cordillera Costero-Catalana consiguió abrir la cuenca al Mediterráneo. Este cambio hizo que las aguas, que hasta entonces estaban acumuladas en forma de lagos, pudieran salir al mar, momento en el cual comenzó a configurarse la red de drenaje actual, río Ebro y principales afluentes incluidos. Este fue el paso de una larga etapa de acumulación de sedimentos a otra totalmente inversa, caracterizada por la erosión y el transporte de materiales hasta el Mediterráneo.
– CUATERNARIO
En el momento en que se abre la Cuenca del Ebro al Mar Mediterráneo, comienza una etapa de erosión generalizada que continúa hoy en día. Las variaciones climáticas hacen que haya momentos puntuales en los que se acumulan sedimentos a lo largo de los principales cursos fluviales. Tal es el caso del Río Aragón, que tras encajarse y erosionar el sustrato durante millones de años, se estabiliza temporalmente llegando a acumular una terraza hace 1,8 millones de años, aproximadamente. (1; ver gráfico siguiente).
Tras esta breve etapa de estabilización, el Aragón volvió a encajarse. Esta nueva fase erosiva destruyó la terraza anterior, y su desmantelamiento dio lugar a un depósito de ladera (glacis superior) hace unos 1,5 millones de años. (2; ver gráfico siguiente).
Sucesivas alternancias de fases erosivas y de estabilización desde hace 1,5 millones de años hasta 100.000 años atrás, provocaron la formación de otros glacis en posiciones topográficas cada vez más bajas (glacis inferiores). (3; ver gráfico siguiente).
La erosión siguió actuando, siendo más intensa en los frágiles sustratos arcillosos. Los niveles más resistentes (conglomerados, areniscas y calizas) protegen de la erosión a las arcillas infrayacentes, de manera que se forman los cabezos o planas como Castildetierra, Pisquerra, El Rallón, Balcón de Pilatos, El Fraile, La Negra… (4; ver grafico anterior).
Más o menos desde los 18.000 a los 5.000 años atrás, debido a lo blando del sustrato arcilloso, la Blanca llegó a configurarse como una zona deprimida donde se iban acumulando el agua de escorrentía y los sedimentos que ésta arrastraba. La colmatación de este medio lacustre dio lugar al fondo plano que se observa en gran parte de La Blanca. (5; ver grafico anterior).
En los últimos 5.000 años, la alternancia de unos períodos de encajamiento de barrancos y erosión con otros de estabilización, terminó de configurar el relieve que actualmente se observa en el conjunto de las Bardenas.
3. Edades de las rocas
Para calcular la edad de las rocas que se pueden observar en las Bardenas Reales de Navarra se han utilizado métodos de datación relativa y absoluta. Las dataciones relativas son aquellas que sirven para ordenar de más antigua a más moderna las diferentes rocas pero sin poder precisar en ningún caso la edad. Dentro de este tipo de datación, en Bardenas se han utilizado los fósiles y más concretamente los mamíferos, para situar en el tiempo los materiales terciarios.
Entre las dataciones absolutas, la más conocida es la que se obtiene midiendo la desintegración de los isótopos radiactivos (materiales cuaternarios y sobre todo en restos orgánicos). También gracias al paleomagnetismo se ha podido correlacionar las rocas sedimentarias de las Bardenas con rocas de origen volcánico que si están datadas de forma absoluta o cuya edad se conoce con precisión.
4. Restos Fósiles
Como se ha visto en apartados anteriores, el Valle del Ebro en general y el territorio de las Bardenas en particular, fueron durante millones de años una gran zona lacustre, cerrada por cadenas montañosas. Estas áreas encharcadas estaban rodeadas por bosques, los cuales ocupaban una mayor o menor superficie alrededor de las masas de agua en función de los cambios climáticos.
En este ambiente, proliferaban los organismos acuáticos y ripícolas. Entre los fósiles hallados en Bardenas, podemos destacar los restos fósiles de castores, antracotéridos (rumiantes extinguidos similares al hipopótamo), cocodrilos, peces, anfibios, flamencos y tortugas. De éstas últimas, se han encontrado cuatro especies fósiles, dos de ellas nuevas para la ciencia (Chelydropsis apellanizi y Ptychogaster (Temnoclemmys) bardenensis).
La mayoría de estos restos de organismos se depositaron en el mismo medio en el que vivían, pero también se han encontrado otros que fueron transportados por las corrientes hasta la zona central de los humedales: restos de erizos, musarañas, murciélagos, tres especies de lirones, eomíidos (roedores extinguidos), hámsters, ardillas, conejos, pequeños rumiantes, suidos (de la familia de los cerdos y jabalíes) y rinocerontes.
Alrededor de las masas centrales de agua pastarían los grandes vertebrados, como los mastodontes (de la familia de los elefantes), de lo que dan fe los restos fósiles encontrados en la cercana localidad de Monteagudo.
Además de estos restos hallados en Bardenas y sus alrededores, el Parque Natural cuenta con el nido fósil más antiguo del mundo. Fue hallado en la primavera de 2003 por un vecino de Fontellas (Navarra), Julio Salillas, mientras trabajaba con una retroexcavadora reparando los daños provocados por el desbordamiento del río Ebro.
Aunque ya se conocía la existencia de huevos enteros o trozos de cáscaras fosilizadas de huevos de aves, cocodrilos y tortugas, la importancia del hallazgo estriba en que no se trata de pequeños fragmentos de cáscaras o incluso huevos aislados, sino de una importante acumulación de cáscaras pertenecientes a varios huevos, incluyendo uno que se ha preservado casi completo. Los restos y tipo de carbón asociado a esta acumulación, así como su forma, permiten deducir que se trata de un nido completo fosilizado.
Además de las características de las cáscaras, el estudio de la roca en la que se engloba el nido y la presencia de fragmentos óseos, permiten determinar que se trata un nido de una especie antecesora de los actuales flamencos o somormujos, que habitaba una zona pantanosa poco profunda situada en lo que hoy son las Bardenas, cuando el clima era más cálido que el actual.
Los estudios realizados sitúan el nido al comienzo del periodo denominado Mioceno, hace unos dieciocho millones de años, cálculo que lo convierte en el nido fósil más antiguo descrito hasta la fecha. Aunque en el registro paleontológico se conocen huevos de dinosaurios y otros reptiles más antiguos, éstos no se consideran nidos al no incluir una estructura construida para depositar los huevos.
5. Geomorfología
El particular y característico paisaje de la Bardena es consecuencia fundamental del material geológico que compone sus suelos y del clima que actúa sobre ellos.
La alternancia de litologías de distinta dureza (calizas, areniscas o conglomerados) en la que predominan claramente los materiales blandos (margas, arcillas, limos y yesos) y su disposición casi horizontal, han permitido actuar a la erosión rápida e intensamente. El resultado es una gran depresión, La Blanca, enmarcada por un conjunto de relieves tabulares, que son El Plano por el Norte y una serie de planas escalonadas por el Sur, cuyo mayor exponente es la Plana de la Negra.
De igual manera, en La Blanca podemos encontrar otras alineaciones tabulares que forman mesetas superpuestas, sobre las que se instalan diferentes cerros testigo, como es el caso de El Rallón, Las Cortinas o Los Tres Hermanos. Estas mesetas y cerros testigo están condicionados también por la distribución discontinua de las areniscas a diferentes niveles, intercaladas entre paquetes de arcillas y limos de mayor espesor. Esta disposición potencia la erosión diferencial del terreno, que da lugar, en algunos puntos, a montículos de arcilla preservados de la erosión por la presencia en su parte alta de algún nivel de mayor dureza (arenisca, caliza o conglomerados).
Estas mesetas suelen presentar cierta inclinación, dependiendo de la dirección y buzamiento de los materiales. El ejemplo más extremo y espectacular de este fenómeno es el cabezo de Castildetierra.
En la parte norte de La Blanca, el relieve tabular es producido por terrazas y glacis colgados (sasos) que recubren los materiales terciarios.
Tanto las calizas y las areniscas como las gravas, presentan cierta permeabilidad, a diferencia de las arcillas, que son prácticamente impermeables; esto hace que el agua de lluvia que se infiltra en las calizas, areniscas y gravas, salga por el contacto con las arcillas, produciendo una erosión mecánica de éstas y, en consecuencia, un socavamiento de la mesa, que va retrocediendo a causa de los sucesivos desplomes de las calizas y areniscas que ya cayeron. Por esto, las laderas de las mesas suelen estar tapizadas de bloques de calizas y areniscas. Este tipo de relieve, con mesas rodeadas de laderas con fuertes pendientes y a veces superpuestas, la facilidad con que se erosionan las arcillas, la escasa vegetación y el régimen torrencial de lluvias, ha dado lugar a la implantación de una red fluvial fuertemente marcada en el territorio, con espectaculares barrancos de extensión y densidad notables.
Estos barrancos, con bordes escarpados en muchos casos, son muy dinámicos y están en constante evolución, llegando a avanzar anualmente varios metros y crear continuamente nuevas ramificaciones. Los mejores ejemplos de barrancos se encuentran en la Blanca, como el Barranco Grande, el de Cortinas, Andarraguía, etc.
La erosión, principal agente diseñador de este paisaje, ha actuado de forma e intensidad distintas en las tres zonas diferenciadas desde el punto de vista geomorfológico:
- El Plano: gran meseta horizontal situada en la parte norte y oeste de la Bardena, que sobrepasa la cota de 500 m.s.n.m. Se encuentra protegida por un duro horizonte petrocálcico, y por ello la erosión es poco importante.
- La Negra; localizada en la parte sur, está formada por un conjunto de relieves tabulares también horizontales y por lo tanto con baja erosión, aunque entre las diferentes planas llega a presentar lugares con erosión más intensa, debido a la discontinuidad de los estratos duros de caliza ó arenisca. Su parte más elevada sobrepasa los 650 m.s.n.m.
- La Blanca; así se denomina a la depresión limitada por las dos zonas anteriores y que está situada en la parte central de la Bardena. Es la zona más erosionada, debido a la escasez de estratos duros capaces de proteger a las arcillas y en la que llegan a formarse auténticos «bad-lands«. Gran parte de ella se encuentra en el entorno de los 300 m.s.n.m.