Agricultura

A finales del siglo XIX y comienzos del XX, el panorama social y económico fue cambiando paulatinamente. Se produjo el rápido crecimiento de la agricultura, al saltar de los antiguos cultivos en regadío existentes en las vegas de los ríos, hasta los secanos de la Bardena. Finalmente, los avances tecnológicos del siglo XX, la llamada “Revolución Verde”, provocaron profundas modificaciones en los sectores agrícola y ganadero, acabando por delimitar un nuevo escenario de trabajo para ambas actividades.

En definitiva, la llegada de la agricultura debió suponer inicialmente un trauma para la ganadería, que tuvo que replantearse sus fórmulas de aprovechamiento y gestión de pastos. No sólo habría desaparecido la mitad de este pasto, sino que, además, las tierras roturadas eran las mejores, más llanas y productivas, quedando para pasto las laderas, cerros y barrancos.

No obstante, el ganadero consiguió atenuar este proceso en la Bardena, asegurando mediante las Ordenanzas que el cultivo a realizar en el secano bardenero sería el de cerealenrégimen de año y vez. En esencia, el año y vez indica que cada parcela se sembrará cada dos años y, en realidad, su práctica es antiquísima en muchas zonas de la región mediterránea.

Se trata de un método basado en la alternancia de tres fases diferentes: sembrado, rastrojo y barbecho. Todas ellas tienen una duración similar con la que completan los veinticuatro meses del año y vez.  Podemos, de manera esquemática, ver estas tres etapas en el gráfico que se adjunta. 

En definitiva, el paisaje agrario es una mezcla de campos sembrados, otros en rastrojo y los restantes en barbecho, que se van sucediendo a lo largo del año y se entremezclan con zonas de vegetación natural, cerros y barrancos. La suma de todos estos componentes, más la geomorfología que ya hemos visto anteriormente, tiene como resultado el inconfundible paisaje bardenero.

Este mosaico bardenero incluye también algunas construcciones cuyo aprovechamiento era principalmente agrícola. Es el caso de las cabañas. En origen, fueron viviendas temporales, surgidas para el refugio de los agricultores y sus caballerías, usados también para almacén de semillas y enseres de labranza. La llegada del tractor y la cosechadora redujo drásticamente la duración de las labores, y las cabañas fueron relegadas al abandono y ruina por falta de mantenimiento. 

Su estructura es muy simple: dos estancias, cocina y cuadra, y una sola puerta de entrada que debía permanecer siempre abierta. La mayoría tienen cerca un balsete para almacenar agua de lluvia; algunas otras tienen aljibes, un pequeño pozo que se llena con agua de escorrentía para consumo humano. 

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